Se ha hablado mucho sobre si la obesidad se hereda.

En la década de los ochenta se descubrió que mutaciones del gen Ob en ratones producían obesidad.

En 1994 se publicó la estructura del gen Ob en humanos y se postuló que pacientes con mutaciones de este gen carecían de leptina y ello les conducía a la obesidad.

La leptina es una proteína que se produce en el interior de los adipocitos y es segregada al torrente sanguíneo. La concentración de leptina disminuye en el ayuno y aumenta como respuesta a la sobrealimentación.

Los pacientes portadores de mutaciones en el gen de leptina o de su receptor, presentan un peso normal al nacer y desarrollan obesidad grave en los primeros meses de vida.

En la actualidad sabemos que existen ciertos patrones genéticos que aportan mayor susceptibilidad a ganar peso y terminar desarrollando obesidad pero para que eso ocurra es necesario un medio ambiente que lo favorezca, generalmente rico en alimentos y bajo en gasto energético.

tenedor genomaEl riesgo de obesidad de un niño es cuatro veces mayor si uno de sus padres es obeso.

Asimismo, el patrón de distribución de la grasa sigue la tendencia de sus progenitores.

La constitución corporal viene determinada por una diversidad de efectos surgidos de interacciones de genes, factores ambientales y estilo de vida.

En un 40-80% de los casos de obesidad existe una base genética heredada que actúa ante un medio ambiente favorecedor con un aumento de peso hasta llegar a la obesidad.

Sea cual sea la base genética que nos hace susceptibles a la obesidad, parece claro que el aumento de la prevalencia de la enfermedad no se debe a cambios en el sustrato genético sino a factores ambientales relacionados con el estilo de vida. Un estilo de vida mucho más sedentario.

La vida ha cambiado hacia un aumento del consumo calórico y un descenso de la actividad física.Es lo que conocemos como medio ambiente obesógeno.