Comemos enormes cantidades de azúcar en postres, bebidas industriales (ya sean carbonatadas o en los mal llamados zumos), en el pan, bollería, alimentos preparados…
Se lo añadimos al café, té, al yogur, a la leche y hasta a las frutas.
Estos excesos de calorías se almacenan en nuestro cuerpo ya sea deformando la figura o acumulándose en la sangre.
El sobrepeso, junto a sus patologías asociadas (cardiovasculares, respiratorias, circulatorias, cáncer…) es sólo una parte de los inconvenientes de estos excesos para nuestra salud.
El azúcar es sacarosa extraída del zumo de la caña de azúcar siendo un producto altamente refinado, lo que por definición es negativo.
El azúcar nos dispara los niveles de glucosa en sangre y cuando los niveles suben por encima de la concentración normal nos encontramos en un estado de hiperglucemia.
En el estado de hiperglucemia se produce excitación física y psiquica pero a continuación se produce una caída brusca de la glucosa y sobreviene una sensación de desánimo, agotamiento físico y bajada del nivel de concentración.
En caso de hipoglucemia es más recomendable el consumo de hidratos de carbono de absorción lenta como frutos y frutas secas o maduras.
Si es una persona muy dependiente del consumo de azúcar, para controlar los estados de ansiedad y mantener un buen nivel de energía incorpore cereales integrales.