La tecnología en la alimentación se ha tecnificado de forma considerable y ha incorporado numerosos aditivos químicos a los alimentos que no cumplen ninguna función nutricional.

Muchos de estos aditivos solo están aportando una mejora de su aspecto y duración en las estanterías como es el caso de los colorantes, conservantes, antioxidantes, espesantes…

Muchos aditivos pueden ser potencialmente tóxicos y por eso sólo están permitidos en ciertas dosis identificadas como seguras.

La franja que separa la seguridad de la toxicidad no es clara, ya que los que están prohibidos en un país pueden estar permitidos en otro.

Continuamente nos encontramos con la retirada del mercado de alguna clase de aditivo por dudas sobre su seguridad.

– Los colorantes, en su mayoría sintéticos, se usan para modificar la apariencia de los alimentos ya que puede verse alterada por la manipulación de los mismos en el procesado.

– Antioxidantes, espesantes y emulsificantes se han visto entrometidos en reacciones alérgicas, problemas digestivos y renales.

No es nuestro objetivo sembrar el miedo sino llamar  a la prudencia.

Si consume alimentos frescos y, en ocasiones, los procesados no corre riesgos innecesarios.

Despida de su vida a la comida basura por su peso y, sobre todo, por su salud.